miércoles, 28 de noviembre de 2018

Última entrada



Si, esta es ya la última entrada. Tendremos mañana nuestra última clase del curso, a decir verdad este semestre (que en realidad no duró los seis meses) pasó bastante rápido. Pero supongo que esto es algo bueno, por algo dicen que “el tiempo pasa más rápido cuando te estas divirtiendo”. En esta última entrada intentaré realizar una reflexión sobre este curso.

Empezando por lo primero, la actividad del objeto especial. Creo que en un principio a nadie le emocionó mucho la idea de presentar algo a nuestros compañeros a solo dos días de haber empezado las clases, sin embargo la actividad en sí resultó ser divertida e interesante. Una manera diferente de conocer a las personas con las que tendríamos la clase, uno en el que compartir algo especial para nosotros y escuchar lo que es especial para otras personas. Además nos quitó de encima la típica presentación de “ponte de pie. Dinos tu nombre, edad, y algo que te guste” (con sus variaciones) que ya a todos nos trae muy cansados. Creo que el hecho de que lo compartieramos primero con un grupo de 4 ó 5 compañeros también lo hacía menos intimidante. Es una muy buena actividad, a decir verdad. Nos acerca un poquito más a los demás antes de conocerlos.

La actitud de la clase también fue algo que me agrado mucho. Creó un ambiente muy ameno para aprender. A mi parecer esto no solo depende de los estudiantes que la conformamos, pero también de la actitud del profesor. Siento que ayudaba a que no nos diera tanta pena el participar o pasar al frente, aún cuándo se trataba de una evaluación. Porque su manera de enseñar no era intimidante, no nos daba miedo equivocarnos porque tanto la reacción del profesor como la de los compañeros no nos hacían sentir que estar mal estuviera terriblemente mal. Una armonía que no siempre es fácil de conseguir.

Y el blog, este blog. Según mi experiencia a nadie nunca le gusta hacer blogs pero en realidad es una herramienta de evaluación muy eficiente. Además una vez que entras en el ritmo de la clase es más fácil crear las entradas, porque lo más difícil no era plasmar lo que aprendimos, pero hacerlo de manera creativa y con nuestra “propia voz”; ese era el verdadero reto. De cualquier forma escribir nos ayuda a repasar lo que estamos aprendiendo. Porque, aunque tal vez te sientes en la noche refunfuñando mientras lo escribes, le das una vuelta más a lo que leiste o lo que escuchaste, quizá te surgen dudas o aclarar las que tenías. No lo sé, pero a mí siempre me ha servido mucho. Practicar la escritura, aunque es tedioso, nunca está de sobra, yo pienso.

Y hablando de aclarar dudas, creo que los cuestionarios también ayudaban muchísimo. Por lo menos a mí me ayudaban a seguir la lectura con más facilidad. Entre esas vueltas de leer los textos, releerlos para entenderles y hacer la entrada del blog, y finalmente leerlos una vez más para contestar el cuestionario terminabas por aprenderte los datos más importantes sin darte cuenta.

Estoy intentando pensar en algo negativo pero en realidad creo que no hay nada que no nos hubiera aportado también algo positivo. Porque, aunque las lecturas eran largas eran también muy interesantes. Bueno, quizá con la excepción de “Historia mínima”, ese sí no me agrado tanto como las otras. No porque lo que estaba explicando no fuera interesante, solo que el estilo de escritura volvía el texto más pesado de lo que podría haber sido.

Incluso las presentaciones eran algo divertido, algo que disfrute, aún cuando aborrezco presentar. Particularmente especial encuentro la última que realizamos, en la que leímos un poema. Con lo difícil que nos fue escribirlos resultó muy interesante escucharlos. Recitar es difícil, quizá aún más cuando es algo que has escrito tú mismo. Pero en ese ambiente de escucha y de respeto fue, podría decirse, divertido.

Personalmente me sentí muy cómoda en la clase, el estilo de enseñanza del profesor me agrado mucho. Tiene una dinámica con los alumnos muy placentera, llena de apoyo con la que las horas de clase no se sienten tan agotadoras. Creo que su energía y pasión por la materia se nos contagiaba incluso en esas horas tan cansadas de la mañana. Creo que solo hubo una clase en la que no puse atención porque estábamos viendo algo en el proyector con las luces apagadas y me estaba quedando dormida. No por clase, pero estaba calientito, oscuro y supongo que lo que sea que estábamos viendo en esa clase me estaba arrullando. De cualquier manera, el punto es, que disfruté mucho de la materia, me encanta tener profesores a los que les guste tanto enseñar lo que enseñan.

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