lunes, 27 de agosto de 2018

Historia mínima de la lengua española

Sinceramente la lectura de los primeros tres capítulos del libro “Historia mínima de la lengua española” de Luis Fernando Lara resultó no ser tan mínima como había pensado. Resultó una lectura mucho más profunda y complicada. El vocabulario empleado puede ser confuso y la información abrumadora, sin embargo la historia es verdaderamente fascinante

El primer capítulo, más que nada, se trata de dar un contexto al resto de la lectura. Tanto de espacio y tiempo, como también en cuanto a los posibles orígenes de distintos aspectos de la lengua.

El segundo y tercer capítulos me parecieron más interesantes en realidad. El primero, como el nombre lo dice, habla de la colonización latina. Llevándonos nuevamente a través de la historia de la región. Lo que me pareció lo más interesante de este capítulo es la historia del latín popular. Aún cuando el origen de este latín popular y su historia no están del todo claros a lo largo de la totalidad del territorio de Hispania, siendo más claro en algunas regiones que en otras, especialmente antes del siglo VI d.C.. Esto es sobre todo debido a la falta de fuentes escritas, puesto que entre otras razones la población era mayormente analfabeta. Sin embargo resultan fascinantes los notables cambios entre este y el latín clásico, en especial debido a la similaridad del latín popular con el español. Semejanza de la cual debe provenir la común afirmación de que el español proviene del latín. Estrictamente esto no es del todo erróneo pero afirmando esto no estamos realmente viendo las raíces de nuestro español.

El español no surge de una sola lengua, sufrío cambios y modificaciones a lo largo de su historia. Se mezcló con otras lenguas hasta que poco a poco fue creando una completamente nueva. Es cierto que en parte tiene sus bases en el latín, pero desde la conquista Romana de la península se le permitió mezclarse con las lenguas nativas, por lo que, realmente nunca fue latín puro. Ya que su escritura no era utilizada o necesaria, se le dió la capacidad y la libertad de transformarse y reinventarse una y otra vez, una gran ventaja para una lengua, a mi parecer, puesto que le brindaba una importante flexibilidad para adquirir cambios.

Es impresionante conocer la evolución de la lengua, ya que una vez que comienza a hacerlo no se detiene. Para el español, esto comenzó al pasar del latín clásico al latín popular. La lengua se transformó para adaptarse a las necesidades de sus hablantes. El pueblo mismo, seguramente de manera inconsciente, llevó a cabo estas transformaciones para que la lengua fuera adecuada para su comunicación. Desde la fonética hasta la sintaxis. Un cambio en la pronunciación de las vocales llevó a cambios en la pronunciación de las consonantes -la sonorización y la yod-, lo que los llevó a crear nuevas consonantes. Pero a la vez estos cambios fonéticos provocaron cambios en la estructura de las frases, por lo que nuevos recursos gramaticales fueron necesarios. La combinación con el griego y el hebreo, así como la dificultosa comunicación con Roma, producto de distintas causas, enriquecieron nuestro vocabulario. Cómo en una cadena de dominó, un cambio llevó a otro. Una cadena de dominó infinita, ya que ciertamente mientras el ser humano tenga la necesidad de comunicarse, la lengua continuará evolucionando a través del tiempo.


Referencias: Lara, F. (2013). Historia mínima de la lengua española. México: Colegio de México.

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